Ya te dije que dos no éramos suficientes para construir esto
que necesitábamos saber cómo colocar los tabiques
cuántas habitaciones necesitábamos
y hacia donde orientar las ventanas
necesitábamos trabajar a turnos día y noche
que alguien tuviera algo que contar al final del día
una historia exagerada o la verdad del asesinato de Kennedy
Creo haberlo dicho alguna vez
un detalle sin demasiada importancia:
que no éramos capaces de vivir sin dinero
te reías y echabas la cabeza hacia atrás
y tu pelo brillaba entre mis manos.
Volver a empezar sin ti
es el expediente de regulación de deseo
antes de nuestra liquidación.
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