Desapareciste por la calle Alfonso
fuiste a desembocar en otros brazos
ya la piedra sostiene mis pasos
y una algarabía de transeúntes aúllan
tarde de mi cadena perpetua
arrastro el peso de mi sombra
la luna de un escaparate me recuerda
dónde está mi genio y mi figura
bájate de mi mente y recorre lenta
las calles estrechas de mi sangre
suéltate el pelo de la nuca
quítame tus besos de mi boca
la toma de contacto que fue un día
agradable sorpresa con la indiferencia
no recurras a mi cuerpo lamentando
las plegarias exaltadas que le dedicas a otro
mírame como quien ya dobla la esquina
y quitan tras la función el decorado
vale la pena por ti haber pagado
la misma entrada en tu primera fila.
Me encanta que sitúes el poema en la calle más hermosa de Zaragoza. Estupendo poema! Abrazos.
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