Todas mis piezas están
esparcidas
permanecen separadas por
alguna razón
fueron finales lentos o
comienzos demasiado rápidos
brillaron un tiempo como
cristales
de lo que fue una gran
fiesta.
Andábamos a trompicones
unos días más seguros que
otros.
Quisiste hacer de mí algo
cómodo, manejable
sujeto a unas normas y
obligaciones
quisiste que fuera alguien
presentable
con el pelo corto y afeitado
y yo no puse inconveniente.
Cada uno vivió a su manera
compartimos gastos y excesos
vivimos en penumbras de pisos
interiores
asustábamos a las personas
decentes
con nuestros dientes de leche
desgarrábamos la carne poco
hecha
contábamos las monedas de las
esquinas
follábamos en los rincones de
los parques
en los urinarios de trenes
y como monos, si, también
como monos.
Rugíamos por la noche y
cazábamos hombres
cuando los maletines llevan
papeles firmados
y las aceras las pisan
animales dóciles
escupíamos ácido de rabia y
leíamos desnudos
hasta que el sol se ponía en
nuestra espalda.
Hicimos una gran fiesta de
disfraces
y fabricamos hijos con
nuestros cables
y polvo de cuerno de
rinoceronte.
Quisimos querernos, quizás lo
conseguimos
nunca te dije que fue
maravilloso
porque no hablo en pasado.
Pero hay que pagar todo esto
hasta que nos salga por los
ojos
y nuestra piel se seque
y ningún sexo rescate los
días sucios y perros
enjaulados por demasiado
fieles.
Llegamos a ignorarnos tan
fácilmente
que parecíamos enemigos en el
mismo bando
atracábamos razones a punta
de desprecio
y queríamos ser medalla de
oro
finalistas con plaza para un
mundo nuevo.
Rompimos las guitarras en
nuestras cabezas
dejamos de cambiarles las
cuerdas
y algo nos dijo que había que
sobrevivir
más allá del amor punk, amor
rock, amor clásico
donde la basura nunca
desaparece
y nadie revuelve los escombros en clave de sol.
Todas mis piezas esparcidas,
juntas hacen algún buen
momento.
TRE-MEN-DO
ResponderEliminaruna maravilla, me encanta
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