Eres demasiado suave para pincharte en mis brazos
un peldaño de más me dice
que hay demasiadas pistas.
Te hubiera podido apresar cuando no sabías volar
te hubiera podido encerrar en el sótano del amor
donde hay esquinas con orines antiguos
y ratas que te comen a besos.
Estaba en mi mano amarte
pero sólo lo hice por la noche.
Deshazte de mí cuando puedas
me temo como a un fiel enemigo
no correré tras el palo que me arrojas
ni saltaré hipócritamente hasta tu mano
pero déjame en la primera curva
donde se despeñan las estrellas rotas
y aléjate hasta quedarte dentro de mí
como el cáncer que come deprisa
lo que todavía está en su sitio.
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